Pixies – Beneath the Eyre (2019)

Me decía hace años un DJ de mi pueblo (ahora codeándose en empresas americanas multimillonarias, pero eso es otra historia) que en una ninguna sesión podía faltar un tema de Pixies. Y así le intenté hacer caso es mis muchos años de «pincho discos a cambio de cubatas», porque la trayectoria de los de Boston se merece un respeto y sus nuevos discos, al menos, ser escuchados.

Todos parecen estar de acuerdo en que lo editado tras su reaparición en 2014 no está al mismo nivel que lo que sacaron a finales de los 80, marcando un antes y después en lo que se llamó música alternativa. ¿Pero quién se salva del paso del tiempo? Ni Pearl Jam, ni las segundas partes de Soundgarden o Alice in Chains, Faith No More, ni siquiera lo último de Tool tiene la misma frescura ni creatividad que sus obras maestras. Aquí de lo que se trata es sobrevivir dignamente y crear temas que no desentonen en un repertorio de clásicos en directo. ¿O es que os imagináis a Black Francis retomando sus estudios en antropología?

Eso Pixies lo consiguen en el tercer trabajo de su segunda era, han elaborado temas como «On Graveyard Hill», «Catfish Kate» o «St. Nazarie», que no solo encajarán en el setlist sino que estaremos ansiosos por escucharlos. Y eso es fruto de la compenetración actual de los integrantes de la banda. Sin ir más lejos, la adorable e ilusionada Paz Lenchantin ha ayudado en la composición de los temas e, incluso se atreve ella sola con las tareas vocales de «Los surfers muertos». El resultado es un más que decente álbum, con temas que viven en el extraño imaginario de Pixies, pop rock rabioso de letras oscuras que muchos de los grupos jóvenes ni huelen.