Hey Colossus – Dances / Curses (2020)

No es difícil hacer un disco rompedor y no es fácil hacerlo después de 13 álbums. Desde que descubrí al sexteto británico hace ya 13 años con «Project:Death» mientras hacía mis primeros pinitos en la prensa escrita, Hey Colossus se han ido forjando una carrera como banda de culto, honesta, fiable y sobre todo inconformista.

Nunca se han casado con ningún estilo, han jugueteado a lo largo de su carrera con el sludge, el kraut y el postpunk. Algo de eso y más encontraremos en su último trabajo, aunque como perros viejos tienen suficientes tablas como para no caer en tópicos. «Dances / Curses» es otro punto y seguido en su carrera, abrazando paisajes más emotivos, hipnóticos e inmersivos. Soy mucho de referencias y la primera que me viene a la cabeza sería unos Swans sin el filo industrial de la banda de Michael Gira. Postrock sin caer en los tópicos del estilo, kraut desmilitarizado, haciéndonos desaprender todo lo aprendido y sorprendiendo.

Un disco doble, no podía ser de otra manera, fruto del DIY y de jams donde caben los sonidos garajeros de taberna de «Donkey Jaw» (con un estribillo muy Future of the left), los 16 minutos de «A trembling rose» que como el «Anesthetize» de Porcupine Tree o el «Donovan’s daughter» de Gnod pasan en un santiamén, mereciendo incluso una reprise.

Y la colaboración de Mark Lanegan, últimamente muy prolífico gracias a las colaboraciones y que parece estar volviendo al rock de guitarras que nunca debió abandonar.