Benefits – Nails (2023)

¿Se puede editar el mejor disco del año aunque sea impinchable? La experiencia Benefits está hecha para ser consumida especialmente en directo, así que yo sigo que sí.

Aunque solo estemos en abril ya puedo decir que el debut de Benefits será de los discos destacados del año. No sonarán en los bares ni en las discotecas, pero os aseguro que ya lo están haciendo y mucho en mis auriculares. Hacía tiempo que un disco no me impactaba tanto por su crudeza y su sonido abrasivo. «Nails» es una mezcla de noise industrial que ya goza de el beneplácito de personajes ilustres como Steve Albini o Black Francis, con un par de concesiones para descansar los oídos cercanas al trip hop o a la electrónica sutil que acompaña a Kae Tempest.

Sabíamos que las bandas post Brexit estaban cabreadas, pero esta salvajada está a otro nivel. Kingsley Hall declama versos cual John Cooper Clarke y grita desde lo más profundo de sus entrañas, saturando los micrófonos y animándonos a desafiar el status quo. Se podrían asemejar a Sleaford Mods o a Bob Vylan, pero en comparación, estos parecen un coro de monaguillos.

Su objetivo está claro, la Gran Bretaña o «Shit Britain» como dice él, una nación obsesionada con su pasado imperialista que ha perdido de vista el presente y el futuro, que se envuelve en banderas que no dan de comer, expulsa a los refugiados y que obliga a apretarse el cinturón dejando de atrás a los más necesitados. Una Gran Bretaña que merece arder y que aparece bombardeada en la reinterpretación del «Guernica» que contiene el artwork de «Nails».

Lo curioso es que a Kingsley Hall ya hace años que lo conozco, era el cantante de The Chapman Family, un grupo muy recomendable de sonidos bastante más amables. Cuesta creer que aquel galán se haya transformado en la versión británica de Travis Bickle, cosas de la vida.