Another Sky – Beach Days (2024)

El segundo disco de los londinenses Another Sky es elegante y sólido como una roca.

«Beach Days» es un álbum merecedor de varias escuchas para poder elaborar un justo veredicto. Recuerdo la primera vez que los escuché y lo mucho que me sorprendió esa mezcla de indie rock de influencias noventeras («Burn the way», «Psychopath»), con algo de épica psicodélica («Death of the author»), pop barroco y bailable («The Pain»). Temas magistralmente interpretados y con una cantante de las que ya no quedan, con un timbre oscilando entre Amanda Palmer y Shara Worden. Soy incapaz de encontrar pegas a ninguno de sus temas pero al mismo tiempo, es un trabajo tan sobrio que echo en falta las imperfecciones, el sudor, la sangre… Muchas veces hablamos de las películas que son tan malas que son buenas, ¿puede pecar un grupo de ser demasiado bueno?

No seré yo quien les acuse de eso, de hecho los cuatro integrantes de Another sky (una referencia a un poema de Emily Dickinson) se conocieron estudiando música en la Universidad de Londres, saben lo que hacen y, aunque lleven solo 10 años, parece como si llevaran tocando el doble. Ya han participado en festivales como el de Reading, han actuado en el programa de Jools Holland, tienen ya un Tiny Desk y han tocado con orquestas, siempre saliendo airosos.

Si su primer trabajo «I Slept on the Floor» tenía muchas referencias a la ansiedad, este último es mucho más positivo, con llamadas a romper con la monotonía del día a día. Un disco grabado en una cripta de 200 años de antigüedad situada debajo de una iglesia, su nuevo centro de operaciones después de que su anterior estudio acabara inundado por culpa de una plantación de marihuana en el piso superior.