Dead Sara – Dead Sara (2012)

Como melómano, hacerse mayor transforma a las personas de dos maneras principalmente. Unos pierden el interés por la música cuando empiezan a tener responsabilidades, y un día en el trabajo te sueltan la manida frase de «eso lo escuchaba yo cuando era joven». Si consiguen superar el bache y mantener un mínimo interés, entonces es muy probable que no entiendan o acepten los giros de la industria musical y se queden estancados. Yo personalmente, sigo consumiendo muchísima música y soy capaz de escuchar diez discos nuevos al día de estilos diferentes, pero reconozco que me he vuelto muchísmo más exigente, la perspectiva del tiempo ha hecho que mi listón esté mucho más alto de lo habitual. Es por eso que, cuando te encuentras con un disco como el de Dead Sara se te queden los ojos como platos.

El homónimo disco de debut de los angelinos tiene todo el potencial para marcar una época si siguen el rumbo que se han marcado. No inventan nada nuevo, lo suyo es un batiburrillo de blues, metal, punk y el rock amasado durante los últimos treinta años, pero combinado e interpretado de una manera brillante y visceral como lo hacen los grandes. Un trabajo demasiado impactante como para dejar a nadie indiferente, la chavalada los amará y los críticos… Bueno, a estos mejor darlos de comer aparte. Dead Sara además se permiten el lujo, no de tener una frontwoman, sino dos! (al más puro estilo Heart). Se nota que la banda se deja la piel en cada nota con la frescura del principiante, pero especialmente las chicas ponen la carne en el asador con una energía y versatilidad apabullantes. Acordaos del nombre de Emily Armstrong porque va a dar mucho que hablar, el espíritu de Kurt Cobain, Joan Jett, Janis Joplin y Grace Slick corre por sus venas. Su actitud y su look sencillo despiertan una gran empatía y su voz es sencillamente maravillosa y salvaje a partes iguales.