Boris – Dear (2017)

Resulta imperdonable que, tras 25 años de carrera de una banda tan emblemática como Boris, no hayamos escrito ni una mísera reseña en SubNoise. Como más vale tarde que nunca, ahí va nuestra humilde opinión sobre su nuevo trabajo.

De hecho, por poco se nos pasa el arroz, porque «Dear» fue inicialmente concebido como el último trabajo del trío japonés. Afortunadamente, las sesiones de grabación resultaron ser tan prolíficas, que la banda tiene material para unos cuantos discos más. Sabiendo cómo son de inconformistas los de Tokyo, me da que todavía tenemos Boris para rato.

Por si alguien no sabe qué hacen estos maestros de la experimentación, estos titanes de la música pesada (no es que suenan en Kiss FM precisamente), dejadme que os diga que en sus 23 discos han tocado casi todo los palos posibles: noise, shoegaze, stoner rock, drone metal, post-rock y hasta J-Pop. Exacto, Boris no tienen fronteras estilísticas y todo lo que hacen lo hacen bien. Obviamente, no es música para todos los públicos pero eso, francamente, creo que les trae sin cuidado.

Si una cosa en común tienen todos sus discos es que, a pesar de su densidad, es que siempre han sido capaces de inocular sentimiento en cada uno de las capas que conforman sus temas. Y este «Dear», su supuesto canto del cisne, no es diferente. Las melodías, especialmente cuando canta la guitarrista Wata, es como una flor creciendo en el asfalto. Solo hace falta escuchar temas como «Beyond» o mi favorita del disco, «Dystopia -Vanishing point-«.

Sea o no sea su último trabajo, que sirva esta crítica como un merecido tributo a la carrera de una banda sin complejos que nos ha ayudado abrir la mente y explorar sonidos imposibles.